El 2 de agosto de 1994 el Barça iniciaba su pretemporada ante el modesto Groningen holandés, cuyo único dato de interés en aquel momento es que ahí jugaba el hermano de Koeman.
En este partido de resultado de fútbol sala un nombre propio brilló con luz propia para mal: Carles Busquets. En una época en la que su fútbol era todavía totalmente incomprendido, demostró que el juego con los pies es capaz de provocar desastres cuando está mal gestionado. Entre que la defensa azulgrana estaba todavía de vacaciones y las pésimas decisiones del arquero azulgrana, en la primera parte el Groningen se fue con tremenda traca de 4-0 a su favor.
En la segunda parte 3 goles de Jordi Cruyff, el hijo pródigo que al final se quedó en medio-creck (como diría su padre), y el Maradona de los Carpatos Gica Hagi con 2 goles, maquillaron el resultado en un inicio a la altura de los peores presagios.
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